top of page

Sueño placentero | Capitulo 4 | Max Tibion en la Alabanza

Es viernes por la noche, y luego de consumir su dosis inter diaria de pornografía, bañarse, esperar en silencio culposo a que su madre termine de orar dando las gracias por la cena, y finalmente cenar, nuestro hermano consagrado Max Tibión se dispone a disfrutar de toda la noche y madrugada, hasta que caiga rendido, en entrenamientos y ocios. Todo tranquilo, sin cerveza ni drogas, obvio, en casita y no en una fiesta, sin hacerle daño a nadie, y siendo buenito porque, ¡qué horror!, ya hacer lo contrario si es de mundanos, ¿no? Se mezcla las charlas con los videos, los videojuegos con los amoríos virtuales. Los “te quiero” vuelan de aquí para allá, los “estas linda” salen como pan ciabatta caliente, así como las sugerencias sexuales. Su última foto que subió a redes posando con la guitarra en las afueras del templo la esta rompiendo, hasta le está dando problemas en contestar todos los mensajes cariñosos. ¡Las chicas sí que son ocurrentes cuando se muestran interesadas! ¡Combinan mundo con versículos para coquetear! Pero hablemos serio, es una de dos, o es la guitarra o es su cara, pero algo es lo que llama la atención de las chicas. Igual, él es un especialista contestando. Está encantado con la respuesta social que le traen esas fotos subidas. De paso va revisando otras fotos, chicas bonitas, chicas feas, él las va calificando a su pentecostal gusto. Cierra una ventana, abre otra. Más música.


Ese sonido rítmico de la batería le hace mover el cuello, mientras que contesta a la hermana Timotea que ya se conectó. Vienen los “holas” y los “que haces”. ¡Que linda es la vida! Sigue jugando, viene la otra partida, porque la anterior la perdió por desconcentrado. ¡Uy! Llego un mensaje de una de sus ex. Risas, “¿qué quiere esta loca ahora?”. Le contesta como desinteresado, pero super emocionado. La hermana Timotea empieza a contarle su día, esa parte le aburre, pero tiene que soportarlo, tiene que hacerse el cariñoso y atento. Trabajarla un poco para que después suelte un abracito, quizás un besito. La música cambia, el heavy metal lo pone más activo. “te deseo mi reina, no me hagas sufrir, mira este dolor”, entona esforzado con un inglés masticado. Hasta desentonó, ¡pero que importa! La otra chica le pregunta para salir al cine el sábado. Empieza a programar las horas. Aunque ya no se acuerda si mañana sábado le toca estar en la alabanza de la reu de jóvenes. Abre otro chat, pregunta a un chico de la banda. Timotea le manda una canción, le dice que le parece linda. Es un mensaje en clave, la hermanita se lo está dedicando. Él se sonríe. Una canción de amor al ritmo de salsa caribeña.


Las horas van avanzando, ya había visto pornografía en la tarde, así que verla otra vez y tener que cerrar todo lo que está haciendo, no le parece. Tan solo se satisface con algunos videos random y breves donde voluptuosas chicas aparecen en su pantalla. No es pornografía, pero ya es algo para calmarlo. Sigue la música, aunque es interrumpida por una canción de adoración a Dios. “!pero qué es esto!”, se irrita. No es posible que después de una buena y pegajosa canción de reggueton, aparezca una aburrida y tan lenta canción de arrepentimiento. Que feo se siente, le bajó toda su emoción, así que para compensarlo y armonizar otra vez con la noche y sus actividades, busca algo más fuerte. Vuelve al rock pesado, y los gritos están ahí. Ese tipo de voz ronca siempre quiere hacerlo, pero no se lo dejan. ¡Si supieran que tan bien le sale!, quizás debería hablar con el pastor o con su líder, para que puedan incluirlo en alguna alabanza, seria genial, quizás no en un culto de domingo, porque ahí no se puede mucho, pero si en una reu de jóvenes. Ahí se puede todo bajo la excusa de que es “juvenil”. ¿Si o no? Además, nadie le dice nada.


¡Adivinen qué!, la mujersota, la mama soltera, la que su marido viene a veces a su casa, la que sube fotos sensuales a la redes, la que mientras conversa está dando de cenar a sus hijas, acaba de responderle su mensaje. Esa conversación sí que es más importante que todo. Le da siguiente canción a su playlist, una música pop, no está mal, y entonces se desbanda en amoríos con la mujer. Que ridícula se ve la Timotea al lado de esta. Max Tibión es un galán, se agranda los años y hasta parece que ya quiere ser papá de esas niñas. Tiene que seguir intentando sacarle alguna foto sexy como la otra vez. Pero, ¡qué horror!, ¡otra vez una música cristiana! ¿Por qué tiene tanta de esa música en su celular y tan mezclado?, ah cierto, lo estaba olvidando, como tiene que practicar en la guitarra, y a veces, como también se siente cristiano, entonces lo pone y escucha en el camino. Pero esas canciones no son para este momento. ¡Dale otra canción Max, no vaya a ser que la letra te malogre tu plan! Siguen los videos, los juegos, las charlas y las músicas. ¡Qué nochecita!


Opciones de me gusta y me encanta a las fotos de sus artistas preferidos, críticas y defensas de comentarios burlones a ellos. Tatuajes, eventos de moda y música, canciones obscenas y chicas bailando. Animalitos graciosos, algo de política y fotos de la banda y los jóvenes de la iglesia. Esa sí que es una buena noche de un cristiano. Respuestas candentes, respuestas orgullosas de que es buen músico, respuestas geniales para que todos vean lo que genial que es. Es el guitarrista de la banda, tiene su puesto y reputación. El compañero de la banda, al cual le escribió hace rato, le contesta de que si les toca estar en la alabanza el sábado por la noche en la reu de jóvenes. Lástima, se cancela las citas. Al menos, esa noche, estará la sin par Timotea una hora antes del culto para poder disfrutar de ella y tratar de tocarla un poco más que la vez pasada. Es tan linda cuando sonríe, y cuando acuesta su cabeza en su hombro. Esas son mariposas cristianas. Sin embargo, de un momento a otro, le comunican que tiene que practicar una nueva canción. El líder la está exigiendo para sacarla el sábado en la reu. Según dice, la canción la está rompiendo en los mejores conciertos y shows. Ni modo, tiene que ser responsable. Así deben ser los músicos. Max se despide, cierra ventanas, juegos y demás, y saca su guitarra para practicar.


Se acomoda mejor, pone el video musical a su delante, y empieza a imitar los acordes y solos. ¡Pero que terrible espectáculo es todo lo que está viendo en ese video musical! Las luces intermitentes van hacia todo lugar. Y aunque el auditorio esta con las luces apagadas, las luces verdes y azules llenan todo el lugar. Los gritos son ensordecedores, cada que un músico hace algún gesto o movimiento musical, la gente estalla de emoción. El baterista, con un polo blanco y muchos collares de diversos colores, formas y tamaños, da todo el ritmo con el bombo y la tarola. Mueve las baquetas muy rápido y parece que estuviera poseído. Perdón, me disculpo: “lleno de la unción”. El bajista, por su lado exhibe las manos llenas de pulseras, además de una indumentaria única. Por su lado, uno de los guitarristas, con su sombrero negro, le da una apariencia más sofisticada, además que lo diferencia del resto. Es un tipo genial. Es todo maravilloso. Algunas mujeres se han subido encima de los hombros de los hermanos, con las piernas abiertas, para poder aplaudir y ver mejor el escenario, mientras que el vocalista empieza a cantar y va chocando las manos que lo saludan a los pies del escenario.


¡Esto sí que esta prendido! Se siente una emoción tremenda, la música es increíble, las notas bien puestas y el ritmo, así, bien juvenil y no aburrido, obvio, que feo. Porque la música juvenil tiene que ser una donde se salte, sino, no es juvenil. ¿Verdad que sí, joven? El público salta, levanta las manos, el nombre de Jesús se menciona con frecuencia. Aunque a Max eso no le interesa, es lo de menos. Lo que llama mucho su atención es todo el show que ahí tienen. Ese nivel así, como los grandes pues. Es que los cristianos también pueden dar buenos espectáculos como los más grandes artistas. Ya lo dice la palabra, que Él nos ha hecho cabeza y no cola y que en Él haremos proezas. Ah, qué tal. Nuestro Max Tibión es bíblico también. Un nuevo vocalista entra de improviso y entonces la gente estalla aún más, le grita, le hace porras. Entró el artista invitado, con los lentes negros y la camisa abierta mostrando el pecho y los vellos. ¡Que voz! Afinado y potente. El baterista ya está en otro mundo, toca casi sin ver los tambores, mientras que mueve la cabeza tan frenéticamente que los collares vuelan en su cuello. ¡Hermoso! Por su lado el guitarrista principal, el que tiene el cabello largo que le tapa casi toda la cara y que sus patillas llegan hasta terminar su rostro, le da muy bien a esa guitarra mientras su lindo cabello se mueve libre. Tiene una pose genial, abre las piernas, se planta bien y con la cabeza agachada, le marca los acordes, arreglos y melodías. Además de que se inclina hacia atrás para llegar a las notas más agudas, es un todo un hombre de show.


El otro guitarrista, el segundo, mueve la cabeza al son del ritmo. Un poco más y saca la lengua mi estimado. Pero sonríe con encanto y dulzura al público. Max Tibión no contiene su emoción. El líder sí que hiso una buena elección esta vez. Pasa la primera estrofa, luego el coro, luego la segunda estrofa, el coro otra vez y entonces viene lo bueno. La mejor parte y la más importante. Siempre es en el mismo tiempo, y así en todas las canciones. Aquí Max se alista para imitar al guitarrista. Todos los músicos hacen una entrada, parece que se silencia un poco, y entonces pasa. Se escucha un estridente, agudo y armónico solo de guitarra que hasta Max siente llorar. Las luces apuntan ahora solo al guitarrista, el público ahora sí que estalla por completo en gritos, júbilos y aplausos. El vocalista le presta al guitarrista las miradas de la gente. Y este se esconde tras su largo cabello y mueve los dedos y aplica efectos. Max siente cada nota en su piel, como sube y baja los tonos. Todos aman al guitarrista, es su momento. El video muestra como las chicas, perdón las hermanas, celebran el solo de guitarra. Max no puede creer lo que escucha, ¡está buenísimo!


Repite una y otra vez el solo, empieza a copiarlo. Se esfuerza, trata de encontrar todas las notas. Ya le va saliendo parecido aunque todavía lento. Sigue practicando, tiene que sacar ese solo igual al del guitarrista cristiano del video. Y si es que lo logra, entonces llevará algo bueno mañana sábado para la noche en la reu de jóvenes. ¡Ah! ¡Es que los jóvenes de la iglesia no saben lo que se les viene! ¡Cuando el aplique el mismo solo que del video, entonces todos los hermanos y hermanas estallaran de emoción, tal como en el videoclip! Ya casi está sintiendo esa emoción, se imagina que llega el sábado. Ahí está, preparando la guitarra de la iglesia, colocando el pedal y listo el equipo para el espectáculo. Se ve unos momentos antes de esa canción, el líder, es decir, el vocalista, dice algunas palabras y él ve a los hermanos que se emocionan al escuchar que ahora la banda tocara una nueva canción para Dios. Ve como las amigas de la hermana Timotea, cuchillean entre ellas, mientras lo saludan desde las bancas. Él se ve respondiéndoles con un gesto coqueto, pero muy sutil. Porque también está en el santuario así que también ese lugar merece algo de respeto. Además se imagina a la hermana Timotea, como no deja de mirarlo mientras que lo anima con los ojos y le da su bonita sonrisa. Algunos otros hermanos ya sacaron su celular para grabar esa nueva canción de la reu de jóvenes y luego poder subirlo a las redes. Eso le hace suspirar más a Max, mientras que en su cama, echado con la guitarra esta imaginando todo lo que el sábado pasará.


Si lo van a grabar, tiene que hacer su mejor esfuerzo, y claro que lo hará. ¡Ya lo verán! Tiene la vestimenta adecuada. Se puso su mejor camisa, y los mejores y más limpios pantalones que encontró. Lleva el peinado como a él le gusta, largo y libre. Cabello que se moverá una vez que empiece la canción cristiana. Max se va imaginando todo. Ve como el baterista marca el inicio con las baquetas, entonces inician, el público, aunque no tan grande como en el video, también salta y celebra. El vocalista está ahí adelante haciendo su trabajo. El bajista le sigue. El baterista atrás, da el poder a todos, y él está ahí. Ya haciendo algunos pequeños arreglos y acordes. Aun no es el momento. Pero ya mira como los hermanos de la iglesia cantan y gritan. Y aunque, por ahora, las miradas están concentradas en todos los músicos, porque, cada hermano ministro tiene su propia fanaticada, Max sabe que luego del segundo coro, él se robara todas las miradas y todos los suspiros. En específico, la envidia de los hermanos, y el amor de las hermanas. Max sonríe embobado en su cama imaginándose la cara de Timotea, cuando lo vea a él, ahí adelante. Esta casi relamiéndose los labios por sentir esas miradas fijas en él y esa admiración.


Entonces también se imagina ese momento especial. Al igual que el videoclip, porque eso sí, la banda de la iglesia si hace buenos covers, los músicos le dan esa entrada, todos los instrumentos se detiene tan solo fracciones de segundos y entonces el da unos pasos adelante y coloca esas notas en su guitarra. Siente ya el grito de los jóvenes, las hermanas derritiéndose de enamoramiento y Timotea orgullosa de él y amándolo. Se ve haciendo los mismos gestos que hacia el guitarrista cristiano del video, y aun mejores y más llamativas poses. Se ve poniéndole más sonido y muchos más efectos. Dándole su toque personal, su estilo. No puede creer todo lo que conseguirá ese día sábado por la noche. Max esta emocionado. ¿Si está pensando en adorar a Dios? ¿Qué tiene que ver Dios ahí? Él está haciendo su solo de guitarra y ganándose admiración, mucha admiración. Y total, al final la música es cristiana y la letra también así que eso es bueno para los jóvenes de la iglesia, no está haciendo nada malo. Tan solo esta imaginándose como será tocar esa canción.

Max no puede esperar por esa noche, ya quiere que llegue y sentir ese orgullo placentero, ese golpe triunfador por sobre todos los demás músicos, esas bocas abiertas de asombro de todos, y ese amor de algunas específicas. Su pensamiento está en la adulación que recibirá. Esa es su razón para tocar en la iglesia todas las veces. No le importa si algún corazón necesita de Dios, si hay algún hermano que está pasando por luchas familiares y llega arrastrándose espiritualmente a la reunión. No le importa si su canción y su solo instrumental llama a la santidad. No le interesa que los demás pequen adulándolo y el recibiéndolo. No considera si alguien podrá hablar con Dios mediante esa música. No piensa si es que hay hermanos que quieren consagrarse, que quieren dejar el pecado y la carnalidad. Todos son como él, y piensan como él. O al menos esa es su idea. Es un momento de alegría y, en especial, es su momento de demostrar su talento a todos y que vean que es mejor que cualquiera. No le importa el resto, ni menos Dios. En su corazón está el, que será una estrella. ¿Qué Dios se lleve la gloria? ¿Qué se ve como el mundo? ¿Qué su corazón no es recto a los ojos de Dios? ¿Qué el que quiera ser grande, debe ser sirviente de todos? ¡Por favor no digas tonterías! ¡Es música cristiana y ya! ¿Qué más quieres? ¡Así se conquista a la juventud! ¡Esto quieren los hermanos y como buen músico tiene que tocar bien! Se imagina asimismo recibiendo la ovación de la gente, los gritos de su nombre. El reconocimiento, las condecoraciones y los aplausos serán de él, y eso le encanta. Una emoción electrizante recorre su cuerpo. El hermano Max Tibión se prepara para su instrumental y se imagina toda la admiración que ganará. ¡Ah!, suspira, será una noche increíble. Y no lo sigas molestando, que la canción menciona la palabra Jesús y están en una iglesia y todos son cristianos y él si es un adorador de espíritu y verdad y ya basta. Así es nuestro talentoso, soñador, y humillado hermano consagrado Max Tibión.

2 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page